domingo, 24 de julio de 2011

Morirse de éxito o matar por éxito dentro del sistema.

Todos hemos pensado alguna vez en cómo nos sentiríamos coronados de éxito. Probablemente, coincidiríamos en la idea pero no tanto en los detalles, ni en las formas de ese reino. Por suerte, el azar logra impedir a menudo que se cumplan casi todos nuestros sueños. Sólo cuando falla esa ruleta del destino, actúa el sistema. El sistema, artificial en su definición, se refiere a todos los mecanismos que usa el poder para perpetuarse. El sistema no escoge a los elegidos sino determina que los elegidos sean sólo unos pocos. Porque todos no podemos tener éxito, al igual que todos no podemos ser ricos. El sistema promociona el éxito exclusivo al igual que la belleza; frágil, fugaz, momentáneo. Su maquinaria nos advierte que los privilegiados que logran alcanzarlo “no pueden dormirse en los laureles” o corren el riesgo de “morirse de éxito”. Lo digo a propósito de Amy Winehouse y de José Tomás, que han alcanzado ese éxito por su talento y son noticia este fin de semana por circunstancias distintas. Sus casos me recuerdan lo mucho que el sistema olvida a las personas en pos de sus personajes… ¡Y lo rápido que se desvinculan esos personajes de la persona!... La Historia está repleta de personajes a merced de los caprichos del sistema. Ni la muerte les libra de estas cadenas.    

Lo que el sistema, al parecer, no ha previsto es que aquellos que no posean ningún talento especial también puedan optar a su reino de gloria “matando por éxito”. Algo de eso explica lo sucedido este sábado en Noruega. Yo, que no soy experto en nada y menos en sistemas, he escuchado que el error consiste en haber descuidado la definición (indefinición) de éxito en pos de fomentar la competitividad a cualquier precio. Supongo que esa hipótesis aludirá al rollo ese de la escala de valores tan en desuso… En fin, la conclusión es que no debería preocupar únicamente las 92 víctimas colaterales del “ansia de éxito” de un loco. Si se confunde el éxito con la fama y se puede alcanzar la fama sin importar el cómo ni el porqué el sistema tiene un serio problema.

1 comentario:

  1. ...o un serio problema más, que de acuerdo con los usos actuales, obtiene su estatus en la escala de problemas mesurando cuanto se tarda en obviarlo y asumirlo como parte de la mierda necesaria del sistema... hay q joerse.

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