martes, 8 de diciembre de 2020

El flujo de la vida

El regalo más grande que los abuelos pueden dar a sus nietos es la herencia del amor. Por desgracia, nuestro entendimiento no suele comprender sus leyes en etapas tempranas o inmaduras de la vida. Este manual inefable, pero vigente en todos nuestras idearios o aspiraciones personales, se puede resumir en dos sentencias: no existe amor más altruista y fuerte que el que desprenden unos padres por sus hijos. Y ese don que primero recibimos, inmerecido todavía, lo tendremos que pagar más adelante con la renuncia (voluntaria o forzosa, consciente o no) a saldar la deuda con nuestros benefactores, de modo que los abuelos la perdonarán a sus hijos en beneficio de sus nietos, y así sucesivamente. 

Ese flujo vital tan constante como injusto no debería interrumpirse nunca o la vida resultaría insoportable.

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